AvEiRo, la Venecia portuguesa.


Alguien me habló un día de la Venecia portuguesa y mi cabeza no llegaba a imaginar cómo sería Aveiro, así que porqué no comprobarlo.

A Aveiro se le conoce así por los canales que atraviesan el centro de la ciudad y sus barcos, llamados Moliceiros, que se asemejan a las góndola. Esos canales y el paseo de Costa Nova donde se conservan unas casas  tradicionales bien curiosas y pintadas a rayas de colores dan a la ciudad un encanto especial.


Otro de los sitios imprescindibles para hacer parada en Aveiro es la Plaça do Peixe, o la plaza del Pez, donde se vende el pescado fresco durante el día, por la noche se convierte en un lugar lleno de terrazas de bares y restaurantes.

Las salinas rodean la ciudad y una de las cosas más típicas de Aveiro es la sal. Se puede encontrar en diferentes formatos como escamas, sal gorda...así como con diferentes acompañamientos como hierbas aromáticas, ideal para aliñar las ensaladas. Pero además de lo salado en Aveiro hay mucho dulce: los ollos moles. Es una crema a base de huevos y azúcar que se presenta en una forma algo peculiar, en barricas de madera decoradas con pinturas locales.

Aveiro es una ciudad cercana al mar. A unos minutos se encuentra Ilhavo, que tiene una gran playa, la de Barra. Es una playa típicamente urbana pero muy larga, casi con 1 kilómetro y medio de arenal protegida por una formación de dunas. Hacia un lado está El Faro, uno de los más grandes de Europa y que se ve desde todos lados.

 

En fin, Aveiro ofrece mar, luz y mucha tranquilidad aunque llamarle Venecia portuguesa...no sé. Tendré que ir a Venecia para comparar.


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