FeZ, un puro laberinto (Marruecos parte IV)


Fez es la más antigua de las ciudades imperiales y es la capital espiritual y artistica del país. Pero Fez en realidad, no es una sola ciudad, sino 3: Fez el Bali, Fez el Jedid y la ciudad nueva. Contraste y caos una vez más reina en al ambiente!!!...


A Fez llegamos después de un largo viaje en tren que hicimos desde Casablanca. El tren estaba lleno de gente y la mayoría del recorrido lo hicimos de pie o sentados en el suelo, además al coincidirnos con el Ramadán, por deferencia hacia a ellos, aguantamos sin comer.Una de las cosas que a mi particularmente, me llamó la atención, fue ver como varias mujeres cubiertas con burcas daban de mamar a sus bebés en medio del vagón lleno de gente y nadie ni miraba raro, ni comentaba nada al respecto. Es extraño, que en una comunidad donde, para algunos,está mal visto que una mujer esté descubierta esté normalizado un pecho al aire para alimentar a un bebé en cambio en el Estado español, "tan liberados y democraticos" como somos y aún la TETA AL AIRE avergüenza y da pudor. Es para reflexionar.


La estación de tren no era nada comparable con lo que ibamos al ver al salir. Llegamos por la tarde y como nos habian aconsejado que tuvieramos bastante tiempo para visitar la medina de Fez el Bali, decidimos buscar alojamiento. Paramos en el Hotel CASCADE . Tiene dos terrazas en las que se puede dormir por unos pocos dirhams. Está en pleno Fez el Bali y desde las terrazas se ve la Bab Boujloud  que es la puerta de entrada a la gran medina que es una auténtico laberinto de callejuealas que se cruzan y tan estrechas muchas de ellas que no caben más de dos personas. Esta puerta es de 2 colores, hacia fuera es azul y hacia dentro, la cara que da a la medina es verde, el color de los árabes.




Bab Boujloud por el lado azúl.


Bab Boujloud por el lado verde.
Detalle de puerta del Palacio
Iniciando nuestro andar por Fez nos paró un chico que nos ofreció enseñarnos Fez el Jedid y el 
barrio de los curtidores por un módico precio. Aceptamos y comenzamos la visita que duraría un par de horas. Atravesamos la plaza Boujloud que cuando cae la noche se transforma en algo parecido a lo que sucede en Marrackech, pero preferimos Jamaa el Fna. Visitamos el palacio real, pero sólo por fuera, está prohibido su entrada.Aún así impone por fuera, sobre todo las puertas. Grandes, labradas y doradas. LLegamos a sus jardines, que eso si está abierto al público y que además nos vino muy bien pasear por el para tomar un poco el fresco.
Jardín del palacio.


Seguimos por el barrio judío. Tiene una estructura algo cerrada y con túneles, suponemos que por diferencias religiosas. Aún se conservan varias sinagogas que se pueden visitar, la más destacable es la de Ibn Danan muy cerca del cementerio judío.

Cementerio judío.
Llegados a este punto nuestro guía nos pide la mitad del dinero tratado, se lo damos y seguimos. Lo siguiente era el barrio de los curtidores pero pasando por la laberíntica medina a toda prisa. Llegando a nuestro destino y en el medio del caos de calles y callejuelas, el guía nos vuelve a parar y nos pide la otra parte del dinero mas un poco más por llevarnos allí. Nos negamos, por no ser lo tratado. Después de discutir y algún momento algo tenso, decidimos darle solamente la otra parte del dinero que habíamos tratado pero nos deja tirados. Y empieza el agobio y el caos para intentar localizarnos e intentar volver al hotel. Lo normal sería preguntar a la gente, pero por lo general todo el mundo que te puede ayudar pide dinero a cambio. Nos armamos de paciencia y después de tener la sensación de andar en círculos, todo nos parecía igual, encontramos el típico mapa de usted esta aquí. Tardamos en descifrarlo y pasado una hora llegamos a "casa". Duchita, relax y cenita en terraza.

Ya llevábamos como 6 días en Marruecos y habíamos probado el Cuscús, brochetas, sopa árabe, ensaladas, tayin...todo super rico pero nos faltaba la Pastella, una especie de empanada de pollo medio dulce pero muy, muy sabrosa. Eso sí, llena bastante.

Pastella de pollo

Después de unos tés cargados de hojas de menta en la terraza escuchando de fondo la llamada a la oración tocaba descansar y coger fuerzas para el día siguiente e intentar atravesar Fez el Bali y llegar a los curtidores, pero esta vez por cuenta propia.

Fez agota y crispa un poco, es su esencia y su encanto, pero da para mucho y resumirlo en un sólo post sería muy largo. Nuestra aventura hacia los curtidores seguirá en otra entrada.

Comentarios

Entradas populares