ChAoUeN, el paraiso azul (Marruecos parte V)
Si todas las ciudades marroquíes tienen su encanto, Chaouen se lleva la palma. Sus inconfundibles azules hacen que sea una ciudad especial, pero no es lo único que hace de Chaouen un paraíso...
Caminar por las calles de Chaouen es una experiencia única. Es un lugar tranquilo, donde no existe la prisa, según sus habitantes "la prisa mata, amigo", y cuanta razón. En Chaouen, como en casi todo Marruecos, el tiempo se ralentiza, la alegría está por cada esquina y a cada paso se descubre un rincón mágico. Sea la hora que sea, con más o con menos luz es un regalo para los ojos y objetivos de las cámaras de fotos pasear por esta ciudad.
Las calles de Chaouen están llenas de comercios, vendedores de hachís, terrazas y muchos, muchos gatos callejeros supertranquilos.
Las laderas montañosas que rodean la ciudad ofrecen además, la posibilidad de hacer interesantes excursiones a pie. Desde la parte alta de la medina hay una pequeña ruta que va al río Ras de Maa, en el que hay un lavadero aún utilizado. De aquí se pueden coger dos caminos. Uno de escaleras por el monte que lleva a las afueras de la muralla de la medina y otro que asciende ladera arriba hasta una mezquita que fue construida por españoles y que los lugareños siempre se negaron a usar. Desde allí hay una panorámica de la ciudad que sorprende, desde fuera Chaouen es feo!!!. No parece lo que en realidad es.
Vista desde la Mezquita española. |
En Chaouen hay varios sitios para tomar el fresco. Además del río y las terrazas está la Kasba. Tiene un jardín y murallas que ofrecen cobijo en las horas que da mas el sol. Además tiene un pequeño museo etnográfico muy interesante. Una buena idea es subir a una de sus torres desde la que hay unas vistas excelentes como es la de la Torre octogonal.
La kasba desde arriba |
Interior de la Kasba |
Torre Octogonal |
Llevábamos días recorriendo el país y parando en diferentes tipos de alojamientos. En Fez nos habían ofrecido dormir en una terraza pero alquilamos una habitación, después nos arrepentimos. Por ello, decidimos dormir en esta ciudad mirando para el cielo. Experiencia más que aconsejable!!!
Fue nuestra penúltima etapa en Marruecos, tocaba abusar de comida, zumos y té... aprovechar hasta el final.
Lo siguiente serían unas horas en Tanger, pasando por Tetuán antes de cruzar el Estrecho.
Qué chulada de sitio. Leyéndote todavía me entran más ganas de ir.... un besazo
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