GiRoNa, inesperada.



En agosto nos fuimos una semanita a Catalunya a recorrer la Costa Brava. Primera parada Girona. Una ciudad desconocida y que nos sorprendió mucho.


Una de las estampas más tipicas de Girona es la de las casas de colores sobre el río Onyar. Es un lugar con mucho encanto: ropa tendida, algún edificio desgastado y un montón de gente que va y viene hacia el barrio judío o al Mercadal


Aparcamos el coche en un parking público y gratuito al final del paseo del Carrer de Santa Clara. Desde allí hasta la Plaça de Catalunya, donde teniamos el  Hostel, fuimos andando siguiendo el margen del río lo que nos dió una perspectiva muy chula de la zona, de las casas y de parte de la zona vieja.

Llegamos al Equity Point, muy recomendable por instalaciones, personal y situación. Nos instalamos, duchita y empezamos la caminata cruzando el Pont de Pedra hacia la Rambla de la Libertat dirección la Catedral.


El paseo es muy agradable y se descubren rincones preciosos del barrio judío donde se mezclan callejones, escaleras, cuestas y caminos empedrados mezclados siempre con zonas verdes.




La entrada a la Catedral cuesta 7 euros, decidimos no entrar y seguir callejeando. A un paso están los Baños árabes.


Se construyeron a finales del siglo XII y funcionaron como tal siendo restaurados varias veces y clausurados otras tantas. A principio del sislo XVII fueron usados por el convento de las capuchinas como despensa, cocina y lavandería, para pasar a manos públicas en los años veinte y se pueden visitar en la actualidad por 2 euros. La entrada merece la pena, es un sitio bonito, donde se respira arte e historía además de estar fresquito.

Están muy buen conservados y se ven perfectamente las diferentes salas: vestuarios, sala fría, sala tibia, caliente y el horno.

A la salida de los baños, muy cerquita, está el Parque Arqueológico. Un recinto que lo forman zonas verdes, fortalezas, edificios antiguos y el Monasteri de san Pere de Galligants.



 

Dese allí seguimos cuesta arriba hacia las murallas y la Universidad, un sitio alto desde donde se tiene una perspectiva de la ciudad muy buena y justo detrás las montañas, parte de los Pirineos.



Al atardecer volvimos al Hostel, nos duchamos y nos fuimos a tomar unas cañas y tapitas. Hay un montón de terrazas y soportales donde tomar algo, pero la zona que mas nos gustó fue la Plaça del VI 7, cerca del ayuntamiento y Carrer Bonaventura Carreras i Peralta donde el Vermutet ofrece entre otras muchas cosas un Paperina de patates al estilo Vermutet y unos pinchos de anchoas super ricos, y un poco más adelante comimos una rica escalibada y gazpacho, todo comida mediterránea.




Ya estabamos algo cansados y aunque el cuerpo nos pedía cama, teníamos que disfrutar de uno de los tesoros del Hostel: su terraza. Una azotea muy bien aprovechada con una mini barra, un sitio donde estar al fresquito disfrutando de tranquilidad, música y unas última cañas.


Buen final para nuestra primera noche en GIRONA!!!

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