MiLáN, ultima parada en Italia (por el momento).




Teníamos el vuelo de vuelta a casa desde Milán y una mañana para recorrerla, fue una visita rápida a la capital económica e industrial de Italia.



Llegamos en tren por la noche, buscamos un hostel que preferimos no recordar y al día siguiente nos pusimos en marcha. Primera parada la estación donde dejamos en consigna las mochilas para pillar el metro y llegar a la Duomo.

La entrada es gratuita,pero está prohibido hacer fotos a no ser que pagues unos euros para ello. La fachada exterior es bonita, pero después de visitar Florencia... el interior impresiona por la grandeza por sus suelos y vidrieras. Pero lo que más nos llamó la atención fue la extraña estatua de San Bartolomé.



Es una obra que bien podría servir para una clase de anatomía, pues se ven perfectamente todos los músculos y venas del cuerpo. Representa al santo desollado y con su propia piel sobre el hombro, algo que es atípico en una catedral.

Al salir del templo en la misma piazza hacia la derecha está la Galería Vittorio Enmanuele II. Es una calle cubierta con forma de cruz latina, en su interior tiendas, terrazas de cafeterías y heladerías





Es curioso como en la galería se mezclan grandes marcas con otras mas populares y mas asequibles para tod@s como son las del grupo inditex. De hecho la primera tienda que hay entrando desde la piazza de la Duomo es Massimo Dutti.

Delante de Versace, que estaba a punto de abrir, había una sesión de fotos con modelos y fue difícil resistirse a no hacer el paripé...


La galería es pequeña, el paseo dura unos minutos y en una de las salidas está la piazza della Scala con el teatro de la opera, pero no os espereis un edificio espectacular. Pasa muy desapercibido, parece una construcción dedicada a la administración tipo ayuntamiento o algo así.


Dimos una vuelta por los alrededores y nos encontramos con una ciudad rodeada de altos y modernos edificios llenos de bancos y oficinas acompañados de un tráfico imposible.



Tomamos el último helado italiano, otro paseito y comimos algo que en breves teníamos que ir al aeropuerto de Bergamo y tardabamos una hora en llegar.

Recogimos las mochilas en la consigna, compramos los billetes de autobús en la misma estación, un periódico para nuestra colección particular de prensa en otros idiomas y unos Macarons.


Y se terminó nuestra escapada italiana. Queda pendiente Roma y la costa del Adriático.


 Ya llegará!!

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