EsSaOuIrA.(Marruecos parte II)


Continuo con el post sobre Marruecos. A la llegada del desierto de vuelta a Marrackech, después de negociar el precio de un taxi y localizar la taquilla de los billetes de autobús en la estación, por fin "on the road again". Segunda etapa: Essaouira, la calma de la costa!!!



 Llegamos de noche asique buscamos alojamiento, ducha y cama después del palizón del desierto.Por la mañana tempranito nos metimos de lleno en la Medina. Entramos por la Bab Doukala muy cerca del mar y al atravesarla nos encontramos con una avenida peatonal que atraviesa la medina de punta a punta. En la mitad del recorrido a ambos lado de la avenida hay unos mercados tradicionales donde venden frutas, verduras y carne. 





La comparación con los mercados españoles es abismal pero tienen su encanto y aprovechamos para comprar algo. Al salir de allí encontramos puestos artesanales, pan, dulces y aceitunas y se puede comprar con más calma y sin tener que regatear tanto como en Marrackech.




Al final de la gran avenida, que en realidad son 3, está la plaza Moulay Hassan y la puerta marítima Bab Labhar desde donde se llega al puerto y los barcos pesqueros se apilan , asi como los pescadores que venden la captura del día.





Un poco antes de la puerta, hay unos puestos de pescado en los que se puede elegir insitu el pescado/marisco para comer allí en el momento, más fresco imposible. Estos puestos son de la cofradía de pescadores y tienen una tabla de precios, pero orientativas, si se regatea bien se puede disfrutar de una "mariscada" a precio bajo. 


Desde la plaza Moulay Hassan siguiendo la calle Skala que discurre paralela a las murallas que separan la medina del mar, se llega a la Skala de la Kasba, la principal fortaleza de la ciudad. Hay unas vistas del Atlántico desde aquí  y unos soportales donde hay talleres de artesanos y alguna galería de arte.








La gran playa de Essaouira no es un buen lugar para bañarse y tomar el sol, pero si para practicar deportes náuticos, especialmente el windsurf y el kitesurf.


Una esquinita marroquí al borde del mar donde se respira tranquilidad. Nos quedan ganas de volver.

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